Intercambio generoso

Ámbito: Vivienda
Representante del Equipo: Eleonora Armellin
Otros Miembros del Equipo: Giorgia Horvath Suárez
Titulación: Grado
Grado/s: Grado en Antropología Social y Cultural

Descripción del problema

Hoy en día, títulos como: “El precio de alquiler en Canarias se dispara”, “ El alquiler medio en Canarias sube un 24,7% en un año”, “El precio del alquiler supera máximos históricos en Canarias” aparecen en todos los periódicos, todos los telediarios y en las páginas web de España y del mundo.
De hecho, el problema de la vivienda existe desde hace mucho tiempo y  también en los últimos años no parece encontrar un fin.
Además, si los precios de las viviendas han subido sin parar, lo mismo no se puede decir de los salarios de la gente común. De hecho el pago de los trabajadores parece quedarse igual o, a veces, incluso disminuir.
Esta contraposición entre alquileres carísimos y salarios mínimos, causa problemas a la mayoría de los canarios, y no solo a ellos. La gente que se ve afectada por esa problemática, pertenece a una categoría más amplia, que incluye: estudiantes de Erasmus o de SICUE, estudiantes provenientes de otras islas, participantes a programas de voluntariado, inmigrantes, y muchos más…
Seguramente algunos de ellos pueden superar el problema recibiendo ayudas por parte de sus familias, o buscando un trabajo que le permita hacer frente a los gastos diarios, sin embargo la mayoría de ellos no tienen estas oportunidades.
Aparentemente no hay soluciones eficientes para abordar la problematica.
A estas personas no le quedan más opciones: rendirse y hacer el sacrificio, o incluso, ser obligados a renunciar a oportunidades de enriquecimiento personal.

Propuesta de solución

El alma de nuestro proyecto se inspira al programa “Au Pair”, es decir, una experiencia cultural internacional en la que una persona joven viaja a otro país para vivir con una familia, proveer servicios en cambio de un hogar.
Sin embargo, nuestra propuesta, presenta varias diferencias, por ejemplo no es necesario el factor de intercambio cultural, refiriéndose específicamente a las categorías de personas de la que hemos hablado en precedencia.

Jóvenes sin hogar, deberían ocuparse de trabajos como transporte de la compra, compañía y servicios de pequeña portada.
Todas mansiones que para un joven no requieren demasiado empeño de tiempo o esfuerzo, pero que representarían una gran ayuda para todas aquellas personas mayores que pasan la mayoría de su tiempo en soledad.

En particular, estaríamos hablando de personas mayores autosuficientes, que tienen habitaciones vacías en casa y que, requiereriendo este tipo de soporte, serían dispuestos a poner a disposición este espacio así precioso.
El soporte consistiría en acciones pequeñas para los jóvenes, pero significativas para los mayores, por ejemplo: ayudas a llevar la compra, resolver problemas con el wi-fi o la tele, compañía en los momentos de decepción, podar el césped…

Es evidente que ese tipo de actividades son diferentes con respecto a las que realiza un chico o una chica “Au pair”.

Sin embargo, una similitud se encontraría en la estipulación de un contrato. De hecho, la creación de un contrato a tiempo determinado con todo lo que presupone el proyecto, sería absolutamente necesario para preservar ambos los actores.

Los factores llaves, en fin, serían la voluntad y la conciencia de ambas las partes.

Finalmente, las fuerzas que mueven esta iniciativa, son puramente genuinas, un intercambio de generosidad y disponibilidad.

¡Compártelo!