Descripción del problema
El costo de acceder a una vivienda consume cada vez un mayor porcentaje del sueldo de las personas. Esto se debe a la alta demanda y la oferta limitada en zonas céntricas o turísticas. Este problema no es exclusivo de Canarias ni de España; se trata de una cuestión global, impulsada por la concentración de empleo y turismo en áreas específicas, lo que incrementa la demanda de vivienda en dichas zonas.
En el caso particular de Tenerife (en el que me centraré por ser el contexto más cercano), las viviendas no están concentradas en pueblos o ciudades, sino que se encuentran dispersas por toda la isla. Este patrón se debe al menor de coste del suelo y a la falta de regulación urbanística. Además de generar problemas ambientales y de movilidad, esta dispersión urbana incrementa los costos de los servicios básicos y aísla a los habitantes de estas viviendas provocando gasto de tiempo y recursos para movilizarse a sus trabajos o centros de estudio.
A esta situación, marcada por el impacto del turismo, se suma el desafío que enfrentan los estudiantes universitarios que necesitan alojarse cerca de las facultades. Este grupo requiere viviendas más pequeñas y económicas, una necesidad que, junto con las dinámicas mencionadas, agrava el panorama habitacional en la isla. Sin mencionar, lo limitado que es el territorio al ser una isla que además cuenta con un porcentaje alto de áreas protegidas
Propuesta de solución
La falta de vivienda, como muchos problemas sociales, puede abordarse desde distintos enfoques. Desde el punto de vista de la planificación territorial, una solución sería restringir la edificación de viviendas en áreas aisladas y concentrar el desarrollo residencial en las periferias urbanas. También sería beneficioso promover edificios de mayor altura, lo que permitiría aumentar la cantidad de viviendas ocupando menos suelo. Otra opción sería reformar las viviendas unifamiliares en zonas urbanas para convertirlas en edificios de mayor capacidad, optimizando así el uso del espacio disponible.
En el ámbito económico, Canarias enfrenta desafíos particulares: es una de las comunidades autónomas más pobres de España y su economía depende casi exclusivamente del turismo, que suele ser masivo y de bajo costo. Este modelo no siempre valora la riqueza cultural o ambiental de las islas. Para diversificar la economía, se podría fomentar la agricultura, lo que permitiría a más personas vivir y trabajar lejos de los núcleos urbanos. Sin embargo, politicas lo están intentando, pero sin mucho exito por debido a los bajos salarios y las exigencias físicas del trabajo agrícola. Incrementar su atractivo podría lograrse mediante mejores remuneraciones o incluso conectando hoteles o comedores directamente con el productor, aumentando las ganacias de este.
Un cambio en el modelo turístico también sería clave. Atraer visitantes interesados en la cultura y el medioambiente, mediante campañas y un aumento gradual de precios, ayudaría a reducir el turismo masivo. Este tipo de turista tiende a gastar más y ser más respetuoso, compensando la disminución en cantidad de visitantes. Menos presión turística también liberaría viviendas y recursos.
En cuanto a los estudiantes universitarios, construir residencias lejos del casco histórico (para que las contrucciones sean de mayor altura) como cerca de la facultad de artes, permitiría ofrecer alojamientos más económicos..
Estas propuestas implican cambios profundos en la planificación territorial y el modelo económico, y requieren mucho tiempo y recursos. Sin embargo, combinarlas podría llevar a un sistema más equilibrado.