Descripción del problema
En base a lo tratado en el primer taller y las investigaciones que hemos realizado respecto al tema de la vivienda, hemos recopilado una serie de necesidades que deben ser cubiertas. Partimos del problema, las sensaciones en la isla y en Canarias en general, son negativas.
La ansiedad de muchos canarios al ver la gravedad de esta situación, la frustración por no poder encontrar viviendas a un precio asequible, impotencia, cabreo, la sensación de insuficiencia por no poder adquirir una calidad de vida decente, aun teniendo trabajos bien remunerados (médicos, abogados…) , como hicieron sus padres. La relación calidad-precio en las viviendas ha disminuido considerablemente en los últimos años, la okupación es cada vez una solución más recurrente en la sociedad, y la gente no deja de quejarse ante la falta de soluciones.
Esto nos lleva a concluir que las principales necesidades de la gente son, en primer lugar, que los precios se adecúen al poder adquisitivo de la gente trabajadora, o bien que los precios de la vivienda bajen, que los salarios suban o ambas. La principal necesidad es, básicamente, vivir, que una persona que trabaje de manera digna pueda acceder, obviamente con esfuerzo, pero de una manera relativamente sencilla a una vivienda. Otra necesidad que identificamos es la agilización de la burocracia a la hora de poder construir, ya que, la poca gente que puede hacerlo, se ve mermada por la tardanza de las administraciones a la hora de conceder las licencias necesarias.
Propuesta de solución
En base a lo comentado y a la información recopilada hemos llegado a la conclusión de que debe ser, obviamente, el Estado quien regule este problema. ¿De qué manera? Bueno, como se habló en la segunda sesión del proyecto, es muy difícil “tener contentas” a todas las partes, pero, es posible “tener contentos” a casi todos…¿Cómo? Proponemos que el Estado (con nuestra contribución, reduciendo en otro tipo de gastos quizás menos prioritarios que el tema de la vivienda) ofrezca una subvención a propietarios locales (Españoles), imponiéndoles una reducción en el alquiler de la vivienda de el tanto por ciento que se considere. De esta manera, no perjudicamos al propietario local, que al fin y al cabo, tiene derecho a sacar rentabilidad del inmueble que tanto le ha costado adquirir (ofreciéndole esa subvención), a la par que ayudamos a las personas de a pie, a alquilar una vivienda. La subvención sería de igual cuantía a la imposición de reducción en el alquiler, de esta manera no ocasionamos malestar en los propietarios locales y ayudamos al pueblo. En cuanto a los propietarios extranjeros, la imposición sería mayor y la subvención más reducida, para evitar que los grandes fondos extranjeros que realizan una compra masiva de vivienda para especular con ella. De esta manera abogamos por el beneficio del país, tanto en lo social como en el bienestar económico. Con esta propuesta conseguimos reducir el precio de la vivienda, ¿Y el problema de la cantidad? Esto lo solucionaremos, como se habló en las necesidades, la agilización de la burocracia que envuelve la construcción de vivienda, hacer exámenes exhaustivos para determinar qué terreno puede convertirse a urbanizable sin perjudicar el medioambiente ni la armonía visual de los paisajes canarios (paisajes que no tienen ningún tipo de belleza paisajística, ni fauna o flora autóctona o “a proteger”, donde perfectamente podría construirse). Supongamos que se aplica una reducción del 20% (con una subvención de la misma cuantía) al precio medio en Canarias, 800€, luego el precio medio sería 640€, en base al salario medio en Canarias, aplicando la tasa de esfuerzo (para adquirir la vivienda estimamos que la cantidad de Canarios que pueden alquilar aumentaría un 24%.